domingo, 7 de mayo de 2017

Menores impuestos, mayor recaudación. El ejemplo inglés de la curva de Laffer



Nos hinchan a impuestos. No estoy descubriendo nada nuevo; ya lo notamos todos en nuestros bolsillos. La mastodóntica burocracia imperante es insaciable y cada vez nos piden más y más para, según los políticos, mejorar “el estado del bienestar”, una irónica manera de denominar a sus cuentas corrientes. Pero, ¿con mayores impuestos se logra recaudar más? Parece que no y esto lo demuestra la “curva de Laffer”.  

En realidad, el economista Arthur B. Laffer enunció una teoría bastante simple: los ingresos fiscales aumentan con la subida de tipos de los impuestos hasta que rebasan cierto umbral. A partir de ahí, se mantienen durante un tiempo para luego bajar. Y al contrario: a menores tipos, primero bajan los ingresos para luego subir a niveles superiores a los iniciales. Les ponemos dos ejemplos que suceden ahora mismo en el Reino Unido que demuestran esta teoría.

El exministro de finanzas del gobierno británico George Osborne anunció en diciembre de 2014 una subida en el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (stamp duty) para obtener una mayor recaudación en la compra-venta de grandes activos inmobiliarios aprovechando el boom inmobiliario inglés, sobre todo en su capital, Londres. Este aumento se traducía en 19.000 libras de más para casas de 1,5 millones y 39.000 para las valoradas en 2,5 millones de libras.


En un principio, esta subida se tradujo en un repunte de la recaudación. El primer ministro David Cameron sacó pecho en 2015 diciendo que se había generado un aumento de los ingresos fiscales de 320 millones de libras, un 15% más. Pero el efecto duró poco y en el primer semestre de 2016, la recaudación, comparada con el año anterior, ha pasado de 1.079 millones a sólo 636. ¿Por qué? Pues porque durante los primeros meses tras la entrada en vigor del nuevo impuesto, las operaciones de compra-venta formalizadas habían sido pactadas con anterioridad, de ahí el aumento. Pero una vez agotadas esas operaciones, la medida de Osborne congeló el mercado y, de paso, dejó al Tesoro con un agujero inesperado en las cifras de recaudación. Y puede que vaya a peor puesto que los datos preliminares del segundo semestre hablan de un nuevo deterioro y más aun con la incertidumbre generada por el Brexit.

Suben los impuestos para recaudar más y consiguen lo contrario además de paralizar el mercado inmobiliario y, con ello, la economía. Un fenómeno el tal Osborne.

Y es difícil llegar a comprender este grave error puesto que la Era Cameron nos deja un claro ejemplo de cómo un país puede beneficiarse de un correcto entendimiento de la Curva de Laffer. Veamos qué ocurrió con el Impuesto de Sociedades:

En plena crisis económica, el gobierno del laborista Gordon Brown había apostado por un modelo de tributación empresarial con el impuesto de sociedades del 28%, muy superior al de la mayoría de economías desarrolladas. Con la llegada del conservador Cameron, el tipo empezó a descender paulatinamente desde el 28% de 2010 hasta el 20% de 2016.


Según el departamento de análisis del Tesoro Británico, la medida generaría pérdidas recaudatorias de entre 3.700 y 5.000 millones de euros. No podían estar más equivocados: desde que los conservadores de Cameron empezaron a reducir el Impuesto de Sociedades, la recaudación ha aumentado cerca de un 30%, pasando de 41.712 millones de euros en 2010 a 50.561 en 2016, apoyado, todo hay que decirlo, en una mejora de la economía en general durante este periodo.

Ahora es el propio departamento de estudios del Tesoro (allí no les duele reconocer los errores) quien reconoce que durante las dos próximas décadas, la rebaja del Impuesto de Sociedades va a contribuir a aumentar la inversión, el PIB y los salarios y ya se está proponiendo que se siga recortando hasta llegar al 17%.


Una rebaja fiscal no tiene que traducirse en una menor recaudación sino todo lo contrario: un marco fiscal más favorable contribuye a aumentar la actividad económica, lo que genera ingresos fiscales superiores. Y esto no solo ocurre con las sociedades mercantiles puesto que las rebajas de impuestos a los ciudadanos provocan un mayor consumo por parte de éstos, lo que se traduce en una mayor recaudación y aumento de los puestos de trabajo.

¡Cuánta falta hace que los políticos lean (y comprendan) algo más de economía!



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