viernes, 2 de diciembre de 2016

Soluciones para acabar con el mayor matadero de aves protegidas de España



Hace varias décadas estuvieron a punto de desaparecer dos auténticas joyas de nuestra naturaleza como son las Águilas Real y Perdicera. Tras muchos esfuerzos, tanto de particulares, ONG´s y organismos oficiales y mucho dinero gastado, se lograron salvar. Hoy, vuelven a estar en peligro. ¿Caza ilegal? ¿Venenos? ¿Incendios? No. Algo mucho más común y, en apariencia, inofensivo: los tendidos eléctricos.  


Más de 200 águilas perdiceras y de 120 águilas imperiales, además de muchas otras aves rapaces y buitres, han muerto en España electrocutadas en los últimos 15 años. Por ello, nueve entidades relacionadas con la conservación de la naturaleza, entre las que se encuentran ONG´s como Ecologistas en Acción, SEO BirdLife, SIECE y WWF España, Agentes Forestales y Medioambientales, los hospitales de animales salvajes Amus y Grefa y la revista Quercus, se han unido en la plataformas SOS Tendidos Eléctricos con el objetivo de parar esta auténtica masacre. Además de alertar a la sociedad de este peligro, pretenden exigir a las administraciones públicas y a las compañías eléctricas que asuman su responsabilidad invirtiendo en soluciones eficaces y duraderas.


Las soluciones a este problema son diversas y con costes muy diferentes. Una de las que  se llevaron a cabo en la década de los noventa y cuyos resultados fueron altamente satisfactorios fue la del aislamiento de los postes, dándose el curioso caso de que muchas aves incluso  nidificaron en ellos. Sin embargo, pasado el entusiasmo inicial, las compañías eléctricas no mantuvieron el trabajo de protección y el problema se ha recrudecido. Otra forma de protección es la colocación de balizas para que las aves puedan esquivar los tendidos mal colocados o poco visibles. Por último, la solución más cara pero, a la vez, más efectiva es la de enterrar las líneas eléctricas. Por supuesto, no se pueden enterrar todas las líneas que cruzan nuestra geografía, pero si se puede hacer un esfuerzo en las zonas con especial peligro para las aves protegidas, aquellas donde nidifican o transcurre su día a día.   


Se  estima que las medidas adoptadas en los noventa, lograron salvar de la extinción al águila imperial ibérica. Si las compañías eléctricas y las administraciones competentes colaboran ahora, seguro que también se podrán salvar estas aves protegidas seriamente amenazadas por las líneas eléctricas. 


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