jueves, 29 de enero de 2015

Tsipras: ahora, machismo; pronto, racismo; y siempre, mentira



¿Han visto la foto del encabezado? ¿A que parece la reunión de la junta directiva de un club ingles de mediados del siglo XIX, todo “caballeros”? Pues no. Es la primera reunión del nuevo gobierno griego, con sus secretarios y asesores. Un gobierno, recordémoslo, de extrema izquierda.

¿Imaginan que ocurriría si a nuestro Mariano Rajoy se le hubiese ocurrido formar un gobierno sin representación femenina? Lo más suave que se oiría sería aquello de carca, machista, retrógrado y, ¡cómo no!, fascista. Pues como lo ha hecho el líder de Syriza, Alexis Tsipras (Chiripas para los amigos) no pasa nada: una critica con la boca pequeña desde Podemos y un breve comentario en contra de Pedro Sánchez desde Bruselas. Incluso he llegado a escuchar, a primera hora en la SER,  comentarios de declaradas progresistas como éste: “No tiene importancia. Lo primero es arreglar el país, luego ya llegará la paridad. ¡Ánimo Syriza, fuerza Podemos!”. Todo está justificado si lo hace la izquierda, y más aun si es extrema y populista, tipo Castro, Morales o Maduro. Realmente resulta desalentador que quienes se ofrecían como alternativa a la política tradicional, a las primeras de cambio no hayan incluido mujeres en su proyecto.

Y esto no ha hecho más que empezar. Auguro momentos memorables del tal Chiripas. Como el que tuvo el pasado lunes. Imaginen: a las 10 de la noche del domingo, por supuesto sin finalizar el recuento de los votos de las elecciones que se celebraron ese día, es embestido como ganador. Menos de doce horas después, no sabemos si aun bajo los efluvios del Ouzo, de la Retsina o del Raki que corrió a raudales en la sede de Syriza (su cara lo dice todo), llegó a un acuerdo con el líder del partido de la derecha nacionalista, Griegos Independientes, Panos Kammenos, tras una larga y concienzuda negociación que duró escasos diez minutos. ¿Ven seria una reunión en la que se decide el nuevo Presidente del Gobierno de Grecia que apenas dura lo que se tarda en tomar un café? ¿Creen que esto puede salir bien?


¿Y quienes son estos? Griegos Independientes (Anel) se parece a Syryza como un huevo a una castaña. Lo único que les une es su rechazo al programa de austeridad impuesto desde Bruselas; en el resto de cuestiones no tienen nada que ver. Fundado hace apenas tres años por un expulsado del partido hasta ahora gobernante (Nueva Democracia), Anel está muy unido a la iglesia ortodoxa, aboga por la ilegalización del matrimonio homosexual, se opone a cualquier acercamiento a Turquía, se niega a que la antigua republica yugoslava de Macedonia lleve ese nombre, no quiere ceder parte de la soberanía griega sobre el mar Egeo, interpuso una denuncia por crímenes de lesa humanidad contra los acreedores del país y defiende reclamar a Alemania (su principal prestamista) 70.000 millones de euros  por reparaciones de la Segunda Guerra Mundial.

Pero donde seguro que chocará con Chiripas será en sus respectivas posturas sobre la inmigración. Mientras Syryza se ha mostrado muy crítico con los centros de detención donde se hacinan miles de inmigrantes, Griegos Independientes tiene una actitud extremadamente negativa hacia la inmigración de “sin papeles” y, sin llegar a los extremos de Amanecer Dorado, desean una Grecia libre de lo que consideran una “lacra”. ¿Cuánto tardará el nuevo gobierno de Chiripas en endurecer las leyes migratorias? Poco si quiere seguir contando con el apoyo de Anel. Y de ahí a las actitudes xenófobas hay un trecho muy pequeño.

Tras dos días de relativa calma, ayer la bolsa griega se despeñó y los intereses de su deuda se dispararon. ¿La razón? Tras la primera reunión de su gobierno, Chiripas avanzó sus primeras medidas: stop a la privatización de aeropuertos, puertos y eléctricas (con el dinero recaudado se esperaba rebajar la presión de su inmensa deuda pública), reincorporar a los funcionarios despedidos durante los últimos años (aunque se ha demostrado que la administración funciona igual de bien –o de mal- que antes de despedirlos) y subir el salario mínimo hasta 751 euros (en España, con el doble de PIB per cápita, no llega a los 650), además de reiterarse en sus promesas de paralizar la devolución de la deuda a sus acreedores.

¿Consecuencias? Los inversores huyen y los griegos sacan sus escasos ahorros de los bancos para meterlos debajo del colchón antes que se los diezmen con nuevos impuestos o, peor aún, se los “nacionalicen” en su totalidad.


La Unión Europea ya ha reiterado que no realizará ninguna quita en su deuda, sobre todo para no sentar las bases de futuras reclamaciones de otros países endeudados hasta las cejas y con cantidades aún mayores que la griega. Si Chiripas no paga, ¿cuánto tardarán en cerrarle el grifo? Y después, cuando no pueda pagar ni siquiera a los funcionarios y a los pensionistas, ¿cuánto tardará en cambiar el discurso y someterse, al igual que su predecesor, a la voluntad de quien le prestó (y le continuará prestando) los fondos que tanto necesita?  Pero no se preocupen, cuando lo haga, él no tendrá la culpa por haber prometido algo que era imposible de llevar a cabo; la culpa la tendrá la Merkel y los burócratas de Bruselas que le “obligan” a hacer recortes. Más o menos lo que hizo Zapatero en su día.

Chiripas cree que la Unión Europea perderá más que Grecia si ésta abandona el euro. Ahora falta saber cuánto tardará Chiripas en darse cuenta de que la situación ya no es la que era hace tres años y que a la Unión Europea no se le caerán los anillos cuando les abran la puerta para salir. 


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