miércoles, 15 de enero de 2014

“La comida actual es más sana y segura que la de nuestros abuelos”



La frase no es nuestra; tampoco nos atrevemos a tanto. Su autor es el conocido químico y profesor de biotecnología de la universidad Politécnica de Valencia, José Miguel Mulet.

El profesor Mulet, enemigo declarado de Greenpeace y defensor de los alimentos transgénicos, acaba de publicar un libro titulado “Comer sin miedo” (Editorial Destino) que, de seguro, dará mucho que hablar. Quédense solo con su intención: “Desmontar mitos carentes de fundamento científico, como lo es la idea de que es posible comer alimentos absolutamente naturales o que la comida ecológica es más sana”.
Sin embargo, aunque pudiera parecer lo contrario, sus afirmaciones no están carentes de lógica. Les dejamos algunas de ellas:

-  “Si resulta que en un tomate hay más tecnología que en un iPhone 5, ¿cómo no iba a ser la comida natural un timo?”
- “La comida es una expresión cultural que cambia a medida que nosotros cambiamos y, en tanto que expresión cultural, es artificial”
- La comida es ahora más segura y hay más variedad, a pesar de que la gente tiende a idealizar esos momentos de la niñez comiendo en casa de la abuela”
- “¿Era más sana la comida de antes? No; queremos la última tecnología para todo pero la comida la queremos anticuada. Basta con mirar las estanterías de un supermercado, en las que abundan las etiquetas de rústico, artesano... y ecológico”
- “Los llamados productos ecológicos ni siquiera se preocupan por su impacto ambiental. El único requisito es que todo lo que pongas en el cultivo sea natural, por lo que permite el cobre como fungicida, cuando es muy tóxico”


- “El maíz BT  (transgénico) lleva un gen de bacteria que mata las plagas. Por lo tanto, el cultivo de este maíz transgénico evita el uso de insecticidas, es más barato, emite menos dióxido de carbono... Ahora bien, el rechazo social a los transgénicos provoca en Europa que este maíz BT se destine exclusivamente al pienso. Resultado: El maíz que comen los cerdos es de más calidad que el que damos a los bebés
- “El nivel de seguridad alimentaria asociado a la alimentación ecológica es muy cuestionable, ya que la prohibición de pesticidas favorece las plagas, de la misma manera que la venta a pequeña escala dificulta el control de estos productos. La crisis del pepino (Alemania), sin ir más lejos, se originó por unos brotes para ensalada distribuidos en cadenas de alimentación ecológica. Desde entonces ha habido cuatro o cinco alarmas relacionadas con la alimentación ecológica
- “¿Qué hay de la moda de comer alimentos casi crudos? Ojo, porque el apreciado steak tartar es una comida poco segura desde un punto de vista microbiológico. Cocinar es la medida de higiene más elemental”

Y para reforzar todas estas afirmaciones, Mulet pone unos ejemplos históricos:

- “La zanahoria en sus orígenes no era naranja, sino que tenía más bien que ver con el color entre blanco y amarillo de la chirivía. Los holandeses la hicieron naranja en honor a su Casa Real”
- “El tomate original es pequeño, nace en los Andes y es tóxico
- “La berenjena antes tenía espinas. Tras una selección artificial, ahora es más bonita pero con menos antioxidantes”


Seguro que tras la publicación de este libro, el profesor Mulet no habrá hecho nuevos amigos en el “elitista” mundo de la ecología: tampoco creo que le importe mucho. ¿De quién se fiarían más, del señor Mulet o de los detractores de los alimentos transgénicos? Leídas sus declaraciones, nosotros no tenemos ninguna duda.  
Nos despedimos con otra polémica afirmación:

“¿Qué nos deparará el futuro? Carne sintética, seguro; una vaca pastando contamina mucho. Dicho con otras palabras, es más contaminante una ganadería ecológica que un establo donde se puede filtrar el gas metano que emite la vaca”



jueves, 9 de enero de 2014

La patronal CECOT apoya la independencia de Cataluña. ¿Quienes son?



A diferencia de las principales organizaciones empresariales de la comunidad catalana, léase Fomento del Trabajo, Círculo de Economía o PIMEC, la patronal CECOT (con sede en Tarrasa y Barcelona), ha vuelto a defender en una reunión celebrada hoy la convocatoria de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

El Presidente de esta patronal, Antoni Abad, ha expresado su apoyo a la consulta y ha criticado “la falta de calidad democrática en España” manifestando que “desde CECOT no tenemos miedo a la democracia porque constituye la base de la armonía empresarial y social”.

Por supuesto, los partidos independentistas catalanes no han tardado en saltar a los medios de comunicación para afirmar con gran algarabía que los empresarios catalanes apoyan el proceso soberanista iniciado por Artur Mas.


¿Qué es la CECOT y quienes la componen? Esta patronal que aglutina a cerca de 7.000 pymes  y autónomos está localizada en la comarca del Vallés y está compuesta por algo más de 20 asociaciones y gremios. Éstos son sus componentes:
























Según datos de la propia patronal, el 54% de sus asociados pertenecen al sector servicios, un 29% a la industria, un 11% al comercio y un 6% a la construcción. En cuanto a su ámbito de ventas, el 75% vende casi exclusivamente en Cataluña, el 19% en todo el país y apenas un 6% exporta fuera de las fronteras españolas.


Como pueden comprobar por el listado y por los datos anteriores, aunque puede que esta patronal tenga cierta importancia en su comarca, a nivel de Cataluña e incluso de la propia provincia de Barcelona, su influencia es más bien escasa. Por lo tanto, si mañana cierta prensa catalana (fuertemente subvencionada como ya conocemos) titula en su portada algo así como “Los empresarios catalanes apoyan la consulta independentista”… ya saben que están faltando a la verdad. Incluso, estamos casi seguros de que Don Antoni Abad tampoco nos ofrece todos los datos. Se lo explico. 

No es la primera vez que la CECOT manifiesta su apoyo al referéndum independentista. Tras la Diada de 2012, esta patronal publicó los datos de una encuesta elaborada entre sus asociados. Totalmente exaltados, al día siguiente aparecieron en todos los medios de comunicación que les quisieron escuchar afirmando que el 53% de sus asociados estaban a favor de la independencia de Cataluña.

Pero la mentira tiene las piernas muy cortas y apenas dos días después se publicaron los datos de la citada encuesta: de los 7.053 empresarios consultados, apenas devolvieron el formulario 798 o, lo que es lo mismo, un 11,3%. ¡Cerca de un 90% ni siquiera contestaron!; desconocemos si por miedo o porque realmente el tema les importaba un carajo.

¿Esto es lo que entienden por mayoría? ¿Qué ha ocurrido en la reunión celebrada hoy? ¿Realmente las palabras del señor Abad representan el sentimiento de sus asociados? ¿Todas las encuestas a favor de la secesión que muestran orgullosos los políticos independentistas se realizan de esta forma?

Preguntas y más preguntas en el escabroso escenario al que nos han llevado cuatro políticos independentistas que solo velan por sus propios intereses.