lunes, 17 de diciembre de 2012

Aprovéchese: los lunes la gasolina es más barata (y no es broma)

 

Hace dos o tres meses el Gobierno puso el grito en el cielo ante el precio desorbitado que alcanzaron los carburantes. Exigían a las petroleras y a las estaciones de servicio que rebajasen sus márgenes para que el precio que pagan los conductores no fuese tan elevado y alegaban que su porcentaje de ganancias era el más alto de Europa.

Éste “exceso” lo cifraban en aproximadamente un 2%. Curiosamente no se habló en ningún momento del verdadero motivo de la subida: el famoso “céntimo sanitario” (que en algunas comunidades alcanza los 5 céntimos de euro) y el IVA, que en muy poco tiempo ha pasado del 16% al 21%. Entre estos dos motivos (dejando aparte las subidas de los impuestos especiales que efectuó el anterior gobierno de Zapatero en los últimos años) se comen doce céntimos de euro: ¿en serio creen que vamos a colar con la historia de que la culpa del actual precio es de las petroleras?


Pero volviendo al tema que nos ocupa, el Gobierno se reunió entonces con los representantes del sector y, bajo veladas amenazas, les “obligó” a que moderasen sus precios. Desde entonces, los carburantes han experimentado una considerable bajada (aunque realmente creo que en ello ha influido más la disminución del precio del petróleo y la subida del euro frente al dólar que el ajuste de las petroleras) y esta bajada ha servido para que el Gobierno saque pecho y para que la inflación se modere en noviembre, mes que otros años ha sido clave para fijar la revalorización de las pensiones y de algunos convenios colectivos. Pero, ¿realmente han bajado tanto las gasolinas?

Pues al parecer, no. Según la Comisión Nacional de la Energía (CNE), en noviembre los precios de los combustibles, a pesar de su aparente contención, se situaron en niveles "similares a los del verano", si bien esta circunstancia no se pudo apreciar con claridad porque el "efecto lunes" se repitió y lo hizo de forma "más fuerte" si cabe que en los meses anteriores.

¡Ostras! ¿Y qué es ese “efecto lunes”?

Al parecer, los lunes es el día elegido por la Unión Europea para que los operadores informen de los precios a los que dispensan los carburantes en las estaciones de servicio. Pues bien, “curiosamente” todos los lunes los precios bajan en los surtidores y se recuperan entre el martes y el jueves de la misma semana, situándose en niveles superiores a los máximos de la semana anterior, según señala la CNE. Por ponerles un ejemplo, el lunes 19 de noviembre, el gasóleo bajó más de un 2% respecto al día anterior y el lunes 26, la gasolina lo hizo en un 1,6%.

Ya sé que puede parecer poco, pero a los precios actuales estamos hablando de unos 3 céntimos de euro por litro por poner la gasolina el lunes en lugar del domingo. Personalmente, voy a aprovechar la pantomima de los lunes y pocas veces me volverán a ver en la gasolinera un fin de semana…


¿Quieren saber otra “curiosidad”? La CNE ofrece en su informe los precios, antes y después de impuestos, de los carburantes provincia por provincia española. Los precios más bajos están en Granada, Almería y Castellón, tanto con impuestos como sin ellos. ¿Y los más altos antes de impuestos? Pues en las comunidades de La Rioja, Aragón y País Vasco, casualmente las que no aplican el tramo autonómico del impuesto de venta minorista de hidrocarburos. O sea, aprovechan menores impuestos para aumentar el precio sin ellos y que al final, el consumidor pague lo mismo en todos los sitios. Si esto no son prácticas monopolísticas…

Lunes de rebajas, precios según los impuestos de cada provincia, céntimos sanitarios e impuestos medioambientales que no se dedican a tales fines… todo un derroche de ingeniería financiera destinado a sangrar un poco más nuestras maltrechas economías. Y encima nos quieren hacer creer que velan por nuestros intereses.
 
 

sábado, 15 de diciembre de 2012

Economía para novatos. ¿Qué es un hedge fund?



Continuamos con esta serie de post con la que intentamos aclarar esos complicados términos económicos que tanto nos traen de cabeza, sobre todo en estas épocas de crisis.
Tal como les decimos siempre, aquí solo tratamos de esclarecer algunos conceptos; existen otras muchas publicaciones especializadas que les podrán explicar mucho mejor todos estos términos. Les recomendamos consultarlas.

Si usted es de los afortunados que todavía conserva unos ahorros, seguro que se ha preguntado en más de una ocasión donde invertirlos para que, al menos, no pierdan poder adquisitivo. Ahora la inflación está relativamente baja, por lo que por poco interés que nos ofrezcan al contratar un depósito, por poner un ejemplo, seguro que conseguiremos que nuestro dinero conserve su valor al finalizar el plazo estipulado.

Pero no crea que sacará mucho más de lo invertido: si el interés que le ofrecen es de un 3%, descontando la retención que practica Hacienda y la subida del IPC, cuando saque su dinero apenas habrá crecido un 0,3%. Correrá pocos riesgos (el riesgo cero no existe), pero le rentará muy poco, ¿verdad?  

Si quiere obtener más por su dinero y le gusta el riesgo con mayúsculas, les proponemos unos fondos que seguro le darán emoción a sus vidas: los hedge funds.


Básicamente, un hedge fund es un fondo no regulado. ¿Qué significa esto? Las empresas o instituciones financieras están reguladas por los Estados. Un banco o un fondo de pensiones sólo pueden invertir, por ejemplo, en determinados activos. Frecuentemente, se les exige que esos activos tengan calificación ‘triple A’ por las agencias de calificación de riesgos ya saben, las odiadas y desde hace poco en boca de todos Moody’s, Standard and Poor’s, Fitch, etcétera. (Un inciso: son los “malos de la película”, pero, realmente, son los Gobiernos quienes les han dado poder para decidir qué activos tienen categoría ‘de inversión’ y que activos son ‘bonos basura’. Más les valdría a nuestros políticos recordar esto antes de criticarlos).
¿Por qué esta regulación? Pues porque los depósitos de los bancos, por ejemplo, están garantizados por los Estados (al menos, hasta un cierto nivel con el Fondo de Garantía de Depósitos). Por tanto, los Gobiernos no quieren que esas instituciones financieras corran demasiados riesgos.  

Los hedge funds, en cambio, no están regulados. Eso indica que pueden invertir en lo que les dé la gana, lo que quieran, pedir prestado cuanto puedan y correr los riesgos que les apetezca, porque el Estado no corre con la factura si quiebran. El riesgo, como es lógico, lo asume el inversor. A cambio, las ganancias, en caso de haberlas, no tienen nada que ver con ese 3% del que hablábamos al principio sino que son mucho más elevadas (no resultan extrañas ganancias el 30, 40 o 50 por ciento anuales).


Eso si, si tiene previsto invertir en un hedge fund sepa que suelen exigir un aporte mínimo de 20 millones de dólares para entrar  y que las comisiones suelen ser exorbitadas: el 20% de la apreciación de la inversión más el 2% del capital invertido. O sea, si invierte esos 20 millones de los que hablábamos y el fondo logra una apreciación del 40%, la institución se queda con un millón de dólares. Y usted con siete, claro. Pero no hay que cegarse: también es posible que pierdan un 40% en un año, con lo que su dinero habrá adelgazado hasta menos de 12 millones en apenas doce meses.


jueves, 6 de diciembre de 2012

Diez síntomas que anticipan la próxima recuperación económica española

 

Personalmente empiezo a estar cansado del maldito pesimismo que envuelve a España. Si, ya se que realmente no es pesimismo sino realismo; que las cosas están muy mal; que ya llevan mucho tiempo así y que muy pocos piensan que pueden cambiar a corto o medio plazo. Y yo no me encuentro entre ellos. Pero ya conocen el dicho: “no hay mal que cien años dure…” y algún día empezaremos a ver signos que anuncien que, aunque sea a largo plazo, podremos salir al fin de este profundo hoyo.

Me niego a utilizar lo de los “brotes verdes” que acuñaron los antiguos inquilinos de La Moncloa, pero se empiezan a leer algunas noticias económicas que pueden inducirnos a pensar que ya hemos tocado fondo o que estamos a punto de hacerlo. Y a partir de ahí…
Estas son las noticias que hacen renacer nuestras esperanzas:

- La dichosa prima de riesgo empieza a bajar. Todavía está por las nubes rondando los 400 puntos básicos, pero piensen que el 25 de julio de este mismo año llegó a los 649 puntos.

- El Estado Español ha logrado colocar toda la deuda prevista para 2012 y ya lleva unos días vendiendo la del próximo año. Lo malo es que en el 2013 tienen que financiar más de 200.000 millones.


- La bolsa lleva cuatro meses al alza. En este periodo ha subido un 18% desde los mínimos de julio. Dicen que la Bolsa se anticipa a la realidad económica entre seis meses y un año. A ver si es verdad y en el segundo semestre de 2013 esto empieza a mejorar.

- Comercio exterior: España exporta este año sobre un 10% más que el anterior e importa cerca de un 5% menos. Como consecuencia, el déficit comercial se ha reducido en un 25% en lo que va de año. Sin las importaciones energéticas ya tendríamos superávit. Incluso con la pesada losa que supone el petróleo, es posible que los meses de noviembre y diciembre ya presenten superávit global.

- Las llegadas de turistas extranjeros rozarán (si no lo superan) el récord histórico del año 2008. Pero lo mejor es que esos turistas que nos visitan gastan bastante más durante su estancia que en años anteriores.


- La competitividad de la economía española (nuestro verdadero talón de Aquiles) ha mejorado durante el tercer trimestre un 0,7% con respecto a la Unión Europea y un 1,8% si tomamos como referencia a los países de la OCDE.    

- Parece que el déficit público empieza a moderarse y aunque será muy difícil conseguir el objetivo impuesto por Bruselas del 6,3%, el susto puede que se quede cerca del 7%, algo impensable hace tan solo unos meses. Hasta las comunidades autónomas están entrando en vereda y han reducido a la mitad el déficit que tenían por estas mismas fechas del año pasado.

- Tras catorce meses de huidas masivas y generalizadas de fondos, el mercado español registró en septiembre entradas netas de capital por valor de casi 31.000 millones de euros. Aun así, durante este año han volado más de 200.000 millones de euros.


- Tanto la confianza del consumidor como el índice PMI manufacturero repuntaron en noviembre, aunque todavía se encuentran lejos de la frontera que separa la contracción de la expansión.

- Los principales analistas y bancos de inversión extranjeros (GLG Partners, HSBC…) aconsejan a sus clientes la compra de acciones de las bolsas del sur de Europa y entre ellas, hacen especial mención a la española. El banco americano JP Morgan llega a apostar por una revalorización del 56% en el medio plazo.

Naturalmente, todos estos signos esperanzadores podríamos contrarrestarlos con los numerosos datos negativos que diariamente conocemos, pero ya les he dicho al principio que estaba un poco harto de ser pesimista. Por lo menos hoy; mañana ya veremos.

martes, 4 de diciembre de 2012

Uno de cada cuatro españoles en riesgo de pobreza: La miserable herencia de Zapatero



Según la definición del INE (Instituto Nacional de Estadística), “la línea de pobreza se basa en los ingresos netos por unidad de consumo del hogar, entendiendo como tales los ingresos netos totales del hogar (renta del trabajo, intereses bancarios, alquileres percibidos, prestaciones sociales, etc. descontando el pago de impuestos) entre el número de unidades de consumo. El número de unidades de consumo se calcula de la siguiente forma: 1 para el primer adulto; 0,5 para el resto de adultos y 0,3 para los menores de 14 años.

La línea de pobreza o umbral de pobreza se fija en el 60% de la mediana de la distribución de ingresos por unidad de consumo de todos los hogares del país.

Se clasifica como pobre a todo individuo que tenga unos ingresos por unidad de consumo inferiores al umbral. Los que sobrepasan esta línea o umbral, no son pobres.”


Intentaremos traducir todo esto: en España, la media de ingresos netos por unidad de consumo es de 12.258 euros. Si aplicamos el 60% para conocer la línea de pobreza, nos resulta que si esa unidad de consumo ingresa menos de 7.355 euros al año, pues es pobre y si ingresa más, no lo es.

Por ejemplo: un hogar de una persona, deberá ingresar, al menos 7.355 euros netos; para el hogar donde vivan dos adultos (multiplicamos por 1,5), la cantidad sube hasta los 11.033 euros; donde vivan dos adultos y dos niños menores de 14 años (multiplicamos por 2,1) será de 15.455 euros y si viven dos adultos y tres jóvenes mayores de 14 años (multiplicamos por 3) los ingresos ya deberán ser de 22.065 euros. 

Ya se que España se ha convertido en un país de mileuristas (el que tiene suerte de estar trabajando), pero si contamos que de esas cantidades deben salir todos los gastos del hogar (incluida hipoteca), las cantidades que hemos mencionado antes parecen más bien escasas. Pues bien, uno de cada cuatro españoles ni siquiera llega a ese mínimo umbral.

Según  la oficina estadística comunitaria Eurostat con datos de 2011 (estoy convencido de que en 2012 no habrán mejorado), un 22% de la población está en riesgo de pobreza. En la Comunidad Europea, la media es del 17% y solo nos ganan a pobres Rumania, Bulgaria, Letonia, Hungría, Lituania y Grecia. ¡Todo un honor!

Curiosamente, la situación de privación material severa, es decir, no tener ni para pagar las facturas o mantener la calefacción del hogar es del 3,9%, muy por debajo de la media comunitaria del 8,8%. Está claro que la familia y la economía sumergida están salvando la situación desesperada de muchos españoles.


Hacia mitad de la pasada década, España era un país de gran pujanza económica, con uno de los mejores niveles de riesgo de pobreza de toda la Comunidad Europea y que llegó a superar en PIB por habitante a Italia y se acercó a la mismísima Francia. ¿Qué ha ocurrido? Las razones son muchas, pero todas se resumen en una: hemos tenido unos dirigentes deplorables que han dilapidado el mayor poderío económico que haya tenido España a lo largo de su historia más reciente, no han sabido reaccionar cuando han venido mal dadas y no han encontrado ni una mísera solución para salir de este embrollo cuando ya nos habíamos metido hasta el cuello dentro de él.

Y no desviemos la mirada hacia el actual inquilino de la Moncloa. Los datos son de 2011 y si bien es cierto que sus soluciones están dejando mucho que desear, ni ha provocado el caos ni ha tenido tiempo de arreglarlo.  


La culpa de todo esto la tiene ese iluminado que iba a aprender economía en dos tardes e inglés en una semana y que con el paso del tiempo estamos comprobando que no habría sido capaz de gestionar ni la comunidad de vecinos de una vivienda unifamiliar.

Zapatero (y todos los palmeros que le rodearon) nos dejó en la miseria más absoluta. Es lo que ocurre cuando se dejan las riendas de nuestro destino en manos de un individuo cuyo único mérito consistía en tener unos ojos bonitos.