lunes, 1 de octubre de 2012

La tarifa de la luz baja en octubre, pero los consumidores pagaremos más


 
Llevan varios días anunciándolo como si nos fuese la vida en ello. Y es que claro, para una vez que pueden dar una buena noticia… ¡La tarifa eléctrica baja! Pero no crean que es oro todo lo que reluce porque cuando les remitan el recibo de la luz a sus casas,  comprobarán con estupefacción que han pagado más, bastante más. ¿Cómo es posible? Se lo intento explicar.

El precio de la electricidad se dictamina cada tres meses y está compuesto por dos partes que tienen un peso más o menos del 50%: los peajes eléctricos (fijados por el Ministerio de Industria) y otro componente variable que se determina a través de una subasta. En esta ocasión, el Ministerio decidió congelar el peaje y como la subasta celebrada la semana pasada se saldó con una caída de los precios del 4,6%, la Tarifa de Último Recurso o TUR (a la que se acogen el 80% de los consumidores) bajará un 2,29% entre octubre y diciembre.


Sin embargo, este descenso se verá contrarrestado por otros factores que convertirán la supuesta bajada en una importante subida. ¿Cuáles son? En primer lugar, la escandalosa subida del IVA del 18 al 21% que sufrimos desde el pasado 1 de septiembre (incluso pagamos esta subida en los meses de julio y agosto al facturarnos en septiembre; nunca tienen suficiente) se come con creces esta bajada, pero a esto hay que añadirle el “tarifazo” que el Tribunal Supremo ha obligado al gobierno a aplicar de forma retroactiva.

¿En qué consiste? En los últimos coletazos del anterior gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ante la inminente llegada de las elecciones, el susodicho gobierno tuvo a bien “regalarnos” una congelación (en contra de toda lógica dadas las circunstancias del momento) del peaje eléctrico para el último trimestre de 2011 y el primero de 2012. Lógicamente, las eléctricas no estuvieron de acuerdo (a estos no hay forma de quitarles un euro ni por casualidad) y presentaron un recurso ante el Tribunal Supremo para que obligase al gobierno a rectificar esa decisión. Imaginen si estaría claro (¿o es que con los poderosos corren más?) que con lo lenta que es la Justicia española, en menos de seis meses dictaron sentencia obligando al Ministerio a aumentar ese peaje y a cobrarlo de forma retroactiva a los consumidores. ¿Resultado? Las eléctricas van a facturar desde agosto hasta diciembre en los recibos de sus clientes esas subidas retroactivas, correspondientes al último trimestre de 2011 y el primero de 2012. Un nada despreciable ¡7% de subida!

Haciendo unos pocos números, en un recibo medio de la luz, la bajada de este mes supondría 1,65 euros; la subida del IVA 2,25 euros y la facturación retroactiva 6,30 euros. Al final, usted pagará (siempre hablando de medias) 6,90 euros más al mes. ¡Y nos lo venden como una buena noticia!

Pero no se alteren todavía, que la cosa no acabará ahí. De cara al año próximo, el ejecutivo de Mariano Rajoy aprobaba hace dos semanas en Consejo de Ministros un anteproyecto de ley que creaba impuestos para todos los tipos de energía con el objetivo de ingresar 2.734 millones de euros. Según esta ley, el Gobierno impondrá un gravamen del 6% de los ingresos a las empresas de todas las tecnologías de generación eléctricas, dos nuevos impuestos para centrales nucleares, un canon del 22% sobre la producción hidroeléctrica y también impuestos especiales para el gas natural, el carbón y el fuel. ¿Quién cree que pagará este impuesto? ¿Las empresas? ¿O lo repercutirán en los consumidores finales? No les dejo con la duda: el mismísimo presidente de la Comisión Nacional de la Energía, Alberto Lafuente, ha llegado a cifrar la subida prevista del recibo que pagarán las familias el próximo año en un 8%.


Siempre he sido de la opinión de que los consumidores debemos pagar lo que en realidad cuesta el servicio que recibimos. El famoso “déficit de tarifa” (no subir la luz y que las generaciones posteriores paguen lo que nosotros hemos gastado) solo ha servido para que los gobiernos populistas intentaran conseguir votos; para que el país entero se endeudara escandalosamente;  y para que los consumidores nos acostumbrásemos a derrochar esa energía barata.

Ahora bien; los españoles estamos pagando una de las electricidades más caras de Europa. ¿Tendrán algo que ver las políticas “sostenibles” llevadas a cabo durante los últimos lustros en nuestro país? Lo digo porque, aproximadamente, un Kw. de una central térmica o de ciclo combinado cuesta unas cinco veces más que el generado en una central nuclear. Si nos vamos a la eólica se multiplica por veinte y si nos decidimos por la solar se multiplica por cien. Mientras aquí cerramos instalaciones nucleares, en Francia construyen nuevas y más eficientes y luego nos venden esa energía “nuclear” a precio de oro.

Nos quejamos de que las compañías eléctricas se enriquecen a nuestra costa. Y no nos falta razón. Pero la nefasta política energética que nos ha tocado sufrir en las últimas décadas también tiene mucho que ver. Como suele decirse, lo peor está por llegar. 


  

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