martes, 21 de junio de 2011

La “Marcha de las Putas” traspasa las fronteras de medio mundo



Todo comenzó a principios de año en Toronto, Canadá, cuando un policía durante una conferencia en la Universidad de Leyes de York dijo la conocida frase: "La mejor forma de prevenir un asalto sexual es evitar vestirse como una puta".

La lamentable afirmación provocó una reacción inmediata en varios grupos de mujeres, algunos de ellos muy escorados hacia el feminismo, y el surgimiento del movimiento SlutWalk. Inmediatamente, salieron a la calle con pancartas reivindicando la libertad de las mujeres a vestirse como les plazca, ya sea con minifalda, escote pronunciado o vaqueros ajustados, sin que ello sirva de eximente al agresor que intente sobrepasarse con ellas.


Las pancartas que se exhiben en esta mal traducida “Marcha de las Putas” aclaran la indignación de las manifestantes: “¡Basta! Yo decido sobre mi cuerpo"; "No es no, sea cual sea mi indumentaria, mi escote o mi baile "; “Te guste o no, esta minifalda no tiene que ver contigo” o "No me digan cómo debo vestirme, que le digan al agresor que no viole". Me parece que son bastante explícitas y no dejan lugar a dudas sobre sus intenciones.

El movimiento se está extiendo por todo el mundo como la pólvora: se han realizado manifestaciones en Londres con la presencia de más de 5.000 personas; en Estados Unidos ya hay convocadas varias “Marchas de las Fulanas” en las principales ciudades; existen grupos de Facebook en Asia y en Australia y en México (país especialmente sensible con este tema) se realizó hace apenas dos semanas la mayor manifestación celebrada por el movimiento hasta la fecha.

Las declaraciones de los organizadores de la marcha mexicana son bastante explícitas: "este movimiento pretende decirle a la sociedad civil, política, religiosa o cualquiera que sea su función en este país que no importa la vestimenta, el lugar, ni la compañía; nada justifica la imposición de relaciones sexuales o el acoso sexual. No es no".


Desde este blog no podemos estar más de acuerdo con esta reivindicación. Resulta tan evidente todo lo dicho que sobran las palabras.
Sin embargo, queremos hacer hincapié en un aspecto: es indudable que el policía de Toronto no estuvo especialmente afortunado al pronunciar la famosa frase. Ahora bien, si lo que realmente quería decir era que se debían tomar precauciones, su intervención no tiene por que causar tanta indignación. Si hubiese advertido del peligro de llevar cadenas de oro por la noche o de  hacer ostentación de una cartera llena de billetes en algunos ambientes, digamos, conflictivos, ¿alguien se hubiese llevado las manos a la cabeza? ¿Las feministas se hubiesen sentido ofendidas? Pues coarta mi libertad de igual forma que si me advierten de cómo no debo vestirme para evitar un disgusto.

El problema no son las declaraciones desafortunadas del policía canadiense; el problema es la extensión que tiene esa forma de pensar entre los ciudadanos de todo el mundo; extensión que llega hasta las más altas instancias de la justicia. ¿Cuántas veces hemos escuchado sentencias en las que la vestimenta de la VICTIMA atenuaba la condena del AGRESOR? Eso es lo más sangrante, porque si aparece en las sentencias y no provoca la destitución inmediata del juez que las dicta, es porque la sociedad, aun, piensa de esa forma.


¿Cuándo llegará la “Marcha de las Putas” a España? Seguro que no tardará. En cuanto se calme un poco lo del 15M, seguro que el Gobierno ve en la “Marcha de las Fulanas” una oportunidad inmejorable para distraer la atención de los españoles del problema de la crisis económica y reivindicar sus logros en el terreno de la igualdad.
Maldita política...   

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