sábado, 19 de marzo de 2011

El mando a distancia que usaría Harry Potter



Ya se que no deja de ser una tontería y que algunos me acusarán de hacer publicidad patrocinada (ya me gustaría a mí vivir de esto), pero es que este cacharrito me parece uno de los artilugios más curiosos y originales que haya salido al mercado en los últimos tiempos.

Acaban de lanzar al mercado español (al parecer en otros países ya lleva cierto tiempo comercializado) el mando universal más novedoso desde que Philippe Starck se atrevió a ponerle un toque de arte a estos trastos: se trata de una reproducción de la varita mágica de Harry Potter.

Como pueden comprobar en las fotografías, este mando a distancia no lleva ni un miserable botón. ¿Cómo cambiar de canal o bajar el volumen? Pues tal y como lo haría Harry Potter: moviendo la varita.

Según reza la publicidad, la varita (Wand Kymera la llaman) puede programar hasta trece códigos de otros mandos mediante infrarrojos y ejecutarlos a través de trece gestos o movimientos predeterminados gracias a sus sensores de movimiento. Una vez sacada de su caja y tras una pequeña fase de aprendizaje, la varita asociará cada movimiento que se realice a una función determinada. Gracias a ello, podremos manejar con ella todo tipo de aparatos, desde el televisor al aparato de aire acondicionado, pasando por los equipos de música, los discos duros multimedia, algunos ordenadores o un reproductor Blu-Ray.

¿Cómo? Pues metiéndonos en la piel del mismísimo Harry Potter: para subir o bajar el volumen de cualquier aparato, daremos vueltas a la varita de izquierda a derecha; para cambiar de canal, moverse por los menús o abrir el teletexto, pequeños toques cortos de arriba abajo o de izquierda a derecha; para apagar el televisor o el equipo de música, nada mejor que un decidido golpe de varita de adelante hacia atrás.


Wand Kymera viene embalada en una curiosa caja cuyo exterior posee unos relieves que quieren imitar a la piel de un dragón y su interior está forrado de una tela similar al brocado de seda china con dragones dorados bordados sobre fondo rojo.

Barata no resulta precisamente: su precio rondará los 60 euros, aunque si el objetivo que perseguimos es realizar un regalo original, difícilmente encontraremos algo con este precio.

Viene con unas completas instrucciones de uso (que imitan un pergamino antiguo) pero, me temo, esto será uno de sus mayores inconvenientes: si ya resulta complicado acertar con los botones para cambiar de canal apretando botoncitos, imaginen recordar el movimiento de muñeca adecuado que lo ejecute.

Bueno. Al menos será divertido ver las caras de los usuarios del mando. Recuerden no sacar la lengua al mover la varita.

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