miércoles, 23 de febrero de 2011

El peligroso “sexting” causa furor entre los adolescentes españoles



Los avances tecnológicos que, al menos en teoría, nos hacen la vida mucho más fácil y placentera, también llevan aparejados algunos riesgos, sobre todo para los más jóvenes.

Una de las mayores preocupaciones que tenemos los padres son los peligros que nuestros hijos se encuentran a diario por Internet. Ciberbullying, grooming, sextorsión, sexting… los medios de comunicación nos inundan a diario con palabras de difícil comprensión, pero que nuestro instinto de padres nosalerta de que no pueden ser nada bueno.

Para comprender y prevenir los peligros que esconden las nuevas tecnologías, los expertos nos indican que lo mejor es ponerse al día. Vamos con unas cuantas definiciones:

- Ciberbullying o ciberacoso: hostigamiento de un menor hacia otro menor, en forma de insultos, vejaciones, amenazas, chantaje, etc., utilizando para ello un canal tecnológico. Este acoso se traslada incluso hasta el propio hogar del menor a través del teléfono móvil o el ordenador.

- Sextorsión: chantaje en el que alguien (menor o mayor de edad) utiliza contenidos privados de un menor para obtener algo de él, amenazando con su publicación

- Grooming: es el conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para ganarse la confianza de un menor a través de Internet con el fin último de obtener concesiones de índole sexual. Primero llega la amenaza de desvelar cualquier secreto a sus padres o amigos, luego obliga al menor a enviarle más contenidos de carácter sexual y al final, le pide encuentros físicos.

Todas estas malévolas prácticas se basan siempre en algún desliz que el menor ha cometido a la hora de utilizar los avances tecnológicos de que dispone. Este “desliz” puede ir desde la publicación en alguna red social de sus datos personales (nombre, dirección, teléfono, aficiones, amistades…) hasta la aparición de fotografías o vídeos que puedan comprometerle, ya sean sexuales o de cualquier otro tipo.


Aunque parezca increíble, estos últimos casos se están multiplicando últimamente debido a una nueva “moda” que está haciendo furor entre nuestros adolescentes: el sexting. ¿En qué consiste? Sencillo; Cogen su teléfono móvil o la webcam del ordenador y toman fotografías o vídeos de si mismos en posturas de elevado contenido sexual para después difundirlos por e-mail, redes sociales o cualquier canal que permitan las nuevas tecnologías.

La intención inicial al realizar estas prácticas puede ser muy variada y muy pocas veces tiene que ver con una coacción. Puede ser un regalo para su pareja, un flirteo, ganas de notoriedad, atrevimiento, imitación, curiosidad, transgresión de las normas… ¿Problemas? Muchísimos, ya que en el momento que esas imágenes empiezan a circular por la Red, se pierde el dominio sobre ellas. El ciberacoso, la sextorsión o el grooming encuentran el caldo de cultivo que necesitan.

¿Qué podemos hacer los padres? En primer lugar hay que inculcar en los adolescentes la cultura de la privacidad. Tenemos que explicarles los riesgos existentes al exponer datos personales públicamente. Hay que hablar con ellos y, si lo consideramos necesario, llegar a asustarles con algún caso similar que esté de actualidad en esos momentos. Más vale que tengan temor a que caigan en las redes de un pederasta.

Al mismo tiempo debemos ganarnos su confianza para asegurarnos de que si les ocurre a ellos, no cederán al chantaje y nos pedirán ayuda. Pero para conseguirlo no sólo sirven las buenas palabras; nuestros hijos tienen que comprobar que sabemos de lo que estamos hablando. Tenemos que estar al día en esas tecnologías que pueden resultar tan peligrosas.

Hay que mentalizarles de que no participen en estas prácticas: ni creando ni reenviando ni fomentando el sexting y animarles a que si tienen conocimiento de algún caso lo denuncien ante la autoridad pertinente (tutores, directores de colegio, autoridades o padres).

No debemos permitir que nuestros hijos tengan un ordenador conectado a Internet en su habitación sin supervisarlo periódicamente. Lo mejor es que esté en una zona común de la casa y que le coloquemos todos los filtros que nos sean posibles.

Al pagar la factura de su móvil, perdamos unos minutos comprobando las llamadas realizadas, el importe y la duración. Aunque no encontremos nada sospechoso, el sólo echo de que nuestros hijos nos vean con la factura en la mano conseguirá que no hagan un mal uso de su terminal.


En España, el 64% de los menores de 10 a 16 años posee móvil, y en la franja de 15 a 16 años son un 89,2 %. De todos ellos, el 88,6% hace fotografías desde su terminal, el 48,2 % las envía a otras personas y el 20,8 % las publica en Internet.

Actualmente, el 4% reconoce haber practicado sexting y el 8% declara haber recibido este tipo de fotografías de menores conocidos. Puede parecer una cantidad pequeña, pero crece sin parar. Por si sirve de indicación, en Estados Unidos los porcentajes sobrepasan ya el 30%.

Siempre, sin ninguna excusa, hay que denunciar estos casos ante la autoridad competente. Pueden hacerlo a través de Internet en la Policía Nacional o en la Guardia Civil.

Para más información, pueden visitar la Web de Inteco o de Pantallas Amigas.

Nuestros hijos merecen que les ayudemos y les protejamos. El peligro es serio.

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