martes, 30 de noviembre de 2010

Para conservar sus dientes y fortalecer sus encías, coma pescado azul



Hasta hace apenas un par o tres de décadas, el popularmente conocido como “pescado azul” estaba prácticamente proscrito. Las ricas sardinas y los exquisitos boquerones, por no hablar del atún o las anchoas, eran considerados más peligrosos para la salud que los dulces o el alcohol y se les achacaba ser los culpables de cualquier enfermedad que se pudiese padecer, desde el alto colesterol hasta la hipertensión.
Pues bien, los tiempos cambian y lo que antes era “veneno” ahora resulta ser el alimento más saludable que podamos tomar. Así es la ciencia.

A los beneficios que ya se les conocían se suma ahora uno nuevo: su eficacia en el tratamiento de la periodontitis de las encías, conocida habitualmente como piorrea.
La periodontitis es una enfermedad inflamatoria común en la que el tejido de las encías se separa de los dientes, lo que conduce a la acumulación de bacterias y a la pérdida de hueso y dientes. Hasta hace muy poco tiempo, los tratamientos contra esta patología se habían centrado en los esfuerzos para combatir la infección bacteriana. Sin embargo, el objetivo actual consiste en atacar la respuesta inflamatoria mediante la limpieza y la aplicación de antibióticos locales para reducir la inflamación


Aquí es donde entran en liza los “pescados azules”. Estos pescados tienen un alto contenido en ácidos grasos Omega-3 (también presente en aceites de pescados, mariscos y semillas así como en las verduras de hoja verde) y este tipo de ácidos tienen demostradas propiedades antinflamatorias. Una ingesta habitual de alimentos ricos en ácidos Omega-3 es un método menos costoso y más seguro para la prevención y tratamiento de la periodontitis que los habituales hasta ahora.

Esta correlación de los ácidos Omega-3 y las enfermedades periodontales no es nuevo, aunque, hasta ahora, los estudios se habían realizado siempre con suplementos alimenticios. Esta es la primera vez en que para llevar a cabo los ensayos se utilizan directamente alimentos.

Por cierto, sus cualidades antinflamatorias puede que tengan el añadido de prevenir otras patologías crónicas asociadas con las inflamaciones, como, por ejemplo, los accidentes cerebrovasculares.


Aunque los primeros estudios llevados a cabo en Estados Unidos han demostrado que la ingesta habitual de Omega-3 reduce considerablemente la prevalencia de la patología (hay que tener en cuenta que un 8% de la población la padece), todavía se tienen que realizar más investigaciones para poder certificar médicamente estos descubrimientos.

Personalmente, no voy a esperar a estas investigaciones y voy a aumentar mi consumo, tanto de sardinas como de boquerones (y, si el bolsillo me lo permite, de marisco). Aunque luego se demuestre que no tienen trascendencia en la prevención de la piorrea, ¿qué daño me puede hacer una buena cigala o una ración de boquerones fritos?

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