martes, 19 de enero de 2010

¿Comercio legal o donación de órganos?




El tema resulta polemico, pero no por ello deja de ser importante para una gran parte de la población; la escasez en la donación de órganos provoca que más de un 10% de los pacientes muera mientras esta esperando un trasplante. Y eso sin incluir a los que son sacados de las listas de espera por haber enfermado y ya no ser aptos para la realización del trasplante.




Sin embargo, esto no es lo peor ya que, a medida que pasan los años, las listas de espera no paran de crecer y, en cambio, las donaciones no aumentan al mismo ritmo. Además, ante la escasez, se empiezan a utilizar organos de mayores de 60 años, de personas con problemas médicos e, incluso, riñones a los que se les ha extirpado tumores, cancerigenos o benignos.

Tampoco se puede olvidar que la demanda insatisfecha y, en casi todos los casos desesperada, provoca un incipiente mercado negro (el 10% de los trasplantes mundiales se realizan de forma ilegal), con los consiguientes riesgos para la salud, tanto para el donante como para el receptor.



¿Cómo atajar este problema?
Entre las posibles soluciones, cabría destacar las siguientes:
- Programa de reciprocidad: el individuo que se presta a donar un órgano tiene prioridad a la hora de recibir uno cuando lo necesite (él o sus familiares directos). De esta manera, se incentiva al donante porque atisba un posible beneficio.
- Presunción de consentimiento para la donación de órganos de personas fallecidas: si una persona no ha manifestado explícitamente su objeción a que se donen sus órganos una vez muerto es que acepta que sean donados con fines médicos. Esto ya se lleva a cabo en algunos países como España, Italia, Austria o Bélgica y los resultados son satisfactorios.
- Compensación económica para la donación de órganos de personas fallecidas: abonar una cantidad estipulada a los familiares de los difuntos.
- Compensación económica por donación de órganos en vida: pagar una cantidad a una persona para que ceda un órgano a otra que lo necesite.

En estos dos últimos casos, sería el gobierno el que pagaría a los donantes o familiares de donantes. ¿Por qué? Pues porque incluso pagando a precios de mercado actuales (unos 15.000 euros) el gasto sería mucho menor que los cuidados médicos que provoca un paciente aquejado, por ejemplo, de insuficiencia renal (maquinaria para la diálisis, personal especializado, análisis…)


A todos nos gustaría que abundasen las personas con buen corazón y que la lista de donantes duplicase a la de enfermos en espera, pero eso no es así. El altruismo no es suficiente para acabar con las listas de espera.
Está claro que quien dispone de una buena cantidad de dinero para gastar, no ingresa en las listas de espera. Esa es la cruda realidad. Internet esta plagado de anuncios en los que personas necesitadas ofrecen riñones a cambio de dinero (compruébenlo en los comentarios de este post). ¿Creen que un multimillonario esperara su turno a una donación altruista?
Por lo tanto, los que aparecemos en las listas somos los de siempre, los del montón de abajo.

Al mezclarse razones económicas y morales la solución a este conflicto es sumamente difícil. Como de costumbre, la polémica está servida.

PD. Aviso: los comentarios en los que se ofrezcan órganos al mejor postor serán inmediatamente suprimidos.

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