miércoles, 7 de octubre de 2009

Cifras que demuestran que los radares solo sirven para recaudar


No hace demasiado tiempo, desde este blog criticábamos la actitud de algunos integrantes de la Guardia Civil de Tráfico. Aquel post se convirtió, sin lugar a dudas, en el más polémico que hayamos publicado en estas páginas. Algunos nos daban la razón, otros nos la negaban argumentando de forma razonable sus motivos y el resto, de forma totalmente corporativista, los defendían a capa y espada. Bueno, por eso se ha luchado durante mucho tiempo para disfrutar de la libertad de expresión que tenemos.

Uno de los motivos por los que decíamos que no estábamos de acuerdo con su labor era el de participar de forma activa en el afán recaudatorio de la DGT (léase Ministerio de Hacienda) a través de las multas de tráfico.
¿Tiene derecho la Guardia Civil a imponer esas multas? Si. ¿Es ético que, un cuerpo con el honor y el servicio a los ciudadanos por bandera, se preste a participar en esas encerronas, sobre todo las relacionadas con los radares? Que cada cual conteste lo que le parezca, que a mi luego me critican.

Les demostraré porque digo que son encerronas:
En las carreteras españolas hay instalados 505 radares fijos (aparte de varios cientos de móviles) controlando permanentemente la velocidad de los vehículos. Al mismo tiempo, existen 157 tramos donde existe un alto riesgo para los conductores (los llamados “puntos negros”). ¿Saben cuantos radares coinciden con esos puntos negros? 41. Si pusiesen un radar en cada uno de esos tramos conflictivos, todavía les sobrarían 348 para ubicarlos donde quisiesen. Sabiendo que la mera existencia de una señal avisando de un radar hace que los conductores levanten el pié del acelerador, ¿todavía se creen que los radares están puestos en las carreteras para evitar accidentes?
Vamos un poco más allá: el 80% de los accidentes con víctimas mortales se producen en vías secundarias. Pues bien, la inmensa mayoría de los radares no sólo se ha instalado en autovías y autopistas, sino en tramos donde nunca se producen accidentes. ¿Por qué? Pues porque estas vías son mucho más seguras y se dan las condiciones para que los vehículos circulen más rápido: en tramos sin ningún peligro, reducen la velocidad permitida en 20 o, incluso, 40 km/h... y a recaudar. Si es necesario, llegan a colocar a la entrada de una autopista de pago un vehículo de la Guardia Civil con un panel luminoso de prohibido circular a más de 80km/h. (¡en una autopista!) y sin haber ningún obstáculo peligroso en la vía (no se como justificarán en este caso que la DGT les obliga a hacerlo).

Sigamos con los datos: la velocidad sólo es el factor determinante del 12,8% de los siniestros y de una sexta parte de los fallecidos (datos de la DGT). ¿Por qué gastar tantos esfuerzos en controlar exclusivamente la velocidad cuando la gran mayoría de los accidentes y muertes están provocados por otras causas? ¿Cuantos agentes de la Guardia Civil de Tráfico, que están ocupados en el control de estos radares y en la posterior sanción al infractor, podrían estar vigilando cruces peligrosos de carreteras secundarias de doble sentido y travesías de pueblos y ciudades que es donde se producen el grueso de las muertes?

La contestación a estas preguntas, mal que les pese a algunos, sólo es una: la recaudación. Si pusiesen los radares donde realmente hacen falta, recaudarían mucho menos. Y no están dispuestos a perderse este “chollo”.
La instalación de los radares fijos supuso un desembolso de 33 millones de euros y en apenas un año y medio de funcionamiento han recaudado 171 millones. ¡No está nada mal!
Y esto sólo es el principio; ya se está experimentando con radares que medirán la velocidad media desarrollada durante un tramo de varios kilómetros. Si se pasan... multa. Ya no valdrá con frenar ante la “foto”. Estos radares están previstos que empiecen a funcionar antes de finales de año.
El futuro se ve venir: obligación de instalar dispositivos personalizados en nuestros vehículos que permitan, mediante GPS, el control continuo de la velocidad a la que circulamos.
La tecnología ya está disponible desde hace tiempo. Sólo faltaba que alguien les diese la idea.

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