martes, 24 de febrero de 2009

Los Awa se desangran en Colombia


Los Awa son un pueblo indígena que habita en la zona rural de Barbacoas, en el departamento de Nariño al oeste de Colombia.
Los aproximadamente 1.300 miembros de esta comunidad viven en una región atravesada por infinidad de pequeños ríos navegables que desembocan en el Océano Pacífico, en medio de selvas impenetrables y bosques tupidos.
Pero esta geografía, que les ha hecho permanecer en el anonimato durante centenares de años, desde hace medio siglo está afectando seriamente a su supervivencia; la zona es un paraíso para cultivar las matas de coca y, por consiguiente, su hábitat está continuamente en disputa por las bandas de criminales, ya sean las guerrillas de las FARC, el ELN o nuevos grupos mafiosos integrados por antiguos paramilitares y por ejércitos de los propios capos.

En medio de todas estas disputas, los Awa siempre han defendido la postura de permanecer neutrales a toda costa y esto, posiblemente, será la causa de su total aniquilación. Todos quieren tenerlos de su lado y los métodos que emplean acabarán, más pronto que tarde, con su existencia.
De una parte, los militares, en su búsqueda de los guerrilleros de las FARC no cesan de acosarlos y no dudan cuando llegan a sus tierras en invadir sus viviendas, acabar con su comida e, incluso, violar a sus mujeres, aunque esta última acusación no ha podido ser confirmada.
Por la otra parte, las FARC les exigen que les informen de los pasos de los soldados y, al no contar con ninguna colaboración, no dudan en emplear la violencia para convencerles.

Pero en esta última ocasión, las cosas han ido mucho más lejos que de costumbre y 27 indios del pueblo Awa, entre los que había varios niños, ya no lo podrán contar. Ante la negativa a involucrarse en el conflicto, las FARC acuchillaron y acribillaron a balazos a diecisiete almas y, a otros diez, los asesinaron cuando intentaron romper el cerco que la guerrilla estableció para mantener a raya al resto. Estos son los que se autodenominan “libertadores del pueblo colombiano”.

La solución es compleja y el futuro de los Awa cada vez más incierto. Los terroristas de las FARC no cejarán de hostigarles, puesto que la zona es rica en coca (su único objetivo, no nos equivoquemos) y el ejército colombiano, con la única meta puesta en acabar con los terroristas, poco harán por defender los derechos de los indígenas. Si a ello unimos los intereses de los capos mafiosos...

¿Hasta cuando la dichosa guerra en Colombia? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que los gobiernos de los países vecinos dejen de mirar hacia otra parte en el tema del cultivo y tráfico de drogas? ¿Para cuando una fuerza internacional (pero una de verdad) que intervenga en la defensa de los pueblos indígenas?
Mientras tanto, los Awa, viviendo en la tierra de sus ancestros y sin mayores pretensiones que las de vivir en paz, se desangran agitando la bandera blanca de la neutralidad.

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