viernes, 5 de diciembre de 2008

Medicinas alternativas y automedicación

Los humanos no acabamos de fiarnos de los médicos. Ya sé que muchos tienen motivos más que sobrados para no hacerlo, pero las soluciones alternativas a la obligada visita al médico en caso de enfermedad, resultan ser mucho más caras y peligrosas.


Por una parte, y sobre todo en estas fechas en las que empieza a hacer frío, el abuso de la automedicación, o sea, la práctica de tomar medicamentos que no han sido prescritos por nuestro médico.
Pongamos un ejemplo: usted tiene un pequeño catarro. Nada grave, pero si molesto. Sale a la calle para ir a la oficina y por el camino encuentra a cinco conocidos. Estoy seguro de que por lo menos tres, al comprobar su estado de salud, le recomiendan esta o aquella medicina que le fue tan bien a él o algún familiar o conocido. Usted, como sabe que lo que le pasa no es nada grave, que no tiene tiempo para acudir al médico y que lo último que se ha tomado no le ha hecho efecto, decide hacerle caso y se compra el antibiótico que le han recomendado en cualquier farmacia, ya que no hace falta presentar una receta para que se lo vendan.

Aunque no se lo parezca, usted acaba de automedicarse, fiándose de un conocido que no tiene la más remota idea, ni de medicina ni de las peculiaridades de su salud. Esto es lo que hacen el 28% de los españoles. Y el tema es grave, porque un 33% de los ingresos hospitalarios son debidos al mal uso de los fármacos. Aparte, el abuso de los antibióticos provoca que las bacterias se hagan resistentes a ellos, por lo que cuando los necesitemos de verdad, no obtendremos ningún resultado satisfactorio.

También es una costumbre muy extendida el acudir a la mínima ocasión a las medicinas alternativas. No me refiero al uso de plantas medicinales, que esas si tienen resultados satisfactorios si se saben utilizar oportunamente, sino a otras que tienen que ver más con la magia que con otra cosa.
¿En serio puede alguien creerse que curará su úlcera porque Saturno se alinee con Marte? ¿O que acudiendo a una sesión similar al espiritismo sanara la gota de su pié izquierdo? En serio, me parece una tomadura de pelo que nuestra salud tenga que depender de que el agua tenga o no memoria o de que los chakras nos sean propicios.


Mucha gente cree en todas estas cosas, pero ¿pondría su salud en manos de una disciplina cuya eficacia no está demostrada y no se sabe como funciona (si es que funciona? ¿una “medicina” cuyas tasas de curación son similares a las del placebo?
Los defensores de estas medicinas alternativas dicen que hasta no se demuestre que no funcionan, estas son totalmente válidas. Yo pienso más bien lo contrario: para tomarme una medicina, antes tiene que estar demostrada su validez.
Y no he mencionado los precios abusivos que aplican estos “sanadores”. Si tienen curiosidad, pregunten lo que vale alguno de estos “tratamientos”. Pero háganlo sentados, no se vayan a caer de espaldas.


No se arriesgue. Limpie el botiquín de su casa de medicamentos caducados o que usó para un tratamiento del que ya curó, no tome medicinas porque si, no se fíe de los consejos de los amigos, deje los “brujos” para las películas de Tarzán y acuda al médico. Que para eso está. Aunque, a veces, no acabemos de fiarnos de él.

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