martes, 14 de octubre de 2008

Tony Blair o la hipocresía del poder


Según revela el periódico inglés The Sunday Telegraph, el ex primer ministro británico Tony Blair intervino personalmente para que las carreras de Fórmula 1 quedasen exentas de la prohibición de la publicidad de tabaco en todos los eventos deportivos.

El 17 de octubre de 1997, apenas seis meses después de la llegada al poder de los laboristas británicos, Tony Blair se reunió con el todopoderoso patrón de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone. Inmediatamente después, Blair ordenó a sus ministros encontrar fórmulas para la exención de la prohibición e, incluso, su secretaria de Estado para la Salud Pública, Tessa Jowell, lo comunicó por escrito a las autoridades de la Unión Europea para que conociesen el punto de vista del gobierno inglés. ¡Viva la salud!
Curiosamente, Bernie Ecclestone, cinco días después, hizo pública la donación de un millón de libras que había hecho a los laboristas antes de las elecciones generales, en las que, por cierto, Blair obtuvo una aplastante victoria.

Hay que recordar, que las Islas Británicas fueron uno de los primeros lugares en el mundo que prohibieron el consumo de tabaco en lugares públicos y organismos oficiales, mucho antes que en España.

La verdad es que para los que seguimos el mundo de la política, aunque sea de lejos, no nos debería extrañar un caso de esta índole. Pero no es así. Personalmente, cada vez que me tropiezo con estas noticias me pongo las manos a la cabeza y me entra un cierto regusto amargo. ¿Cómo pueden ser tan hipócritas? ¿Cómo pueden decir una cosa y hacer otra completamente contraria?

Dudo que exista algún fumador que pueda negar que el tabaco es perjudicial y a la mayoría nos gustaría que ese vicio pasase a formar parte de nuestro pasado.
De un tiempo a esta parte, los fumadores hemos pasado a ser los leprosos de la época moderna. Todo son prohibiciones y, en algunos casos, las persecuciones a las que nos vemos sometidos rayan en la paranoia. Y, sin embargo, no me parecen mal, puesto que poco a poco se está consiguiendo que se fume menos y que se proteja la salud de los no fumadores, especialmente los niños. Nuestros sacrificios nos cuesta. Pero cuando nos enteramos que los gobernantes que dictan las prohibiciones, por detrás y con secretismo, están favoreciendo a la industria tabaquera, dejándoles anunciarse en un evento deportivo que ven centenares de millones de personas, entre ellos muchísimos niños, montamos en cólera.

Es la hipocresía del mundo de la política. Se potencian las restricciones a los fumadores, mientras anualmente se subvenciona generosamente el cultivo de tabaco en regiones como Extremadura (que conste que no tengo nada en contra de ellos). Se disminuyen los límites de velocidad en las carreteras y se aumentan las sanciones a los infractores, mientras se permite a los constructores fabricar automóviles cada día más potentes. Se autoriza la conducción de motocicletas muy rápidas con sólo el carné de coche y luego se culpa a los locos motoristas del incremento de la siniestralidad sobre las dos ruedas. Se nos dice que ahorremos combustible y luego los ministros se desplazan en helicópteros o aviones militares para acudir al mitin de su partido o a las fiestas de su pueblo. Nos avisan de los peligros del alcohol pero la única medida que toman es aumentar los impuestos para así recaudar más. En fin, ejemplos hay miles, todos los conocemos. Algún día nos daremos cuenta de lo perjudiciales que son los políticos para la sociedad.

Mientras tanto, el mago Ecclestone se aseguró la publicidad del tabaco mientras buscaba anunciantes para sustituirlo. Él sabía que al final lo prohibirían, pero así logró alargarlo y no perder dinero.

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