martes, 1 de julio de 2008

Matar marcianitos pasó de moda


Imagínense sentados al volante de una ambulancia. En esos momentos reciben un aviso para que se dirijan a las puertas de unos grandes almacenes. Cuando llegan allí, la policía les informa que han estallado seis bombas estratégicamente situadas, hay señales de radioactividad y la estructura del edificio amenaza con ceder y derrumbarse sobre los numerosos heridos que aun hay dentro. Cuando entra, las victimas, esparcidas por el suelo, son muchas y usted tiene que decidir rápidamente a quien puede todavía salvar antes de que el techo se desprenda y acabe con todos. Dispone de muy poco tiempo. ¿Cuál será su reacción?

Estaríamos dentro de una de las peores pesadillas que nos podrían ocurrir, pero, no se preocupen: se trata sólo de un juego, de una simulación.
Lo que les he narrado es una de las muchas situaciones que plantea el juego “Zero Hour” y sirve para enseñar a los sanitarios cómo enfrentarse a situaciones extremas. Este juego ha sido desarrollado conjuntamente por la empresa Virtual Heroes y el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
La idea es que, aunque de momento está solamente dirigido a profesionales sanitarios, pronto cualquier persona podrá apuntarse y jugar. De momento, hay una demostración colgada en la web de la Universidad George Washington.



Los jugadores se enfrentarán a situaciones un tanto extrañas pero que pueden ocurrir en la vida real: ya sean terremotos, accidentes ferroviarios o ataques terroristas nucleares. El objetivo es diagnosticar rápidamente el problema y salvar tantas vidas como sea posible. Para ello, deberán observar los síntomas de cada paciente y fijarse en detalles como los ojos rojos en un enfermo para diferenciar una gripe normal de una epidemia mortal.
Como en la vida real, el jugador no siempre dispone de todo el tiempo que desearía para realizar un diagnóstico preciso y se le apremia para que diagnostique y trate a las víctimas de la mejor forma posible.


El sector de los videojuegos está experimentando un auge espectacular. Lo que en un principio iba dirigido a la diversión de los más pequeños, pronto se ha convertido en uno de los pasatiempos favoritos para toda clase de edades y condiciones. Ya no son sólo los jóvenes los que se pasan horas delante de la pantalla; ahora también son los adultos los que utilizan las videoconsolas para distraerse y, cada vez más, para desarrollar los reflejos y aprender.
La tecnología punta que utilizan los desarrolladores de videojuegos se pone al servicio de la sociedad y, en esta ocasión, para un fin muy noble: entrenar a las personas que en alguna ocasión (esperemos que no ocurra nunca) pueden salvarnos la vida.

No dicen como termina el juego, pero supongo que ganará (al contrario que en otros juegos) el que menos muertos acumule. Digo yo.

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