domingo, 15 de junio de 2008

La huella de nuestros vehículos


Muy pocos conductores le dan importancia a una pieza fundamental en nuestros coches como son los neumáticos; la mayoría se fijan en que el dibujo no esté muy desgastado, más por miedo a las multas de la Guardia Civil de Tráfico que por otra cosa, y unos pocos se preocupan periódicamente de llevar la presión correcta en los neumáticos (una de las mejores formas de reducir el consumo de gasolina).
Sin embargo, las innovaciones tecnológicas en este mundo son espectaculares. Vean unos cuantos ejemplos:
Para combatir las emisiones de CO2, los fabricantes de coches saben que tienen en los neumáticos uno de sus principales aliados. Las diferentes administraciones cada vez rebajan más la cifra de las emisiones permitidas y no sancionadas con severos impuestos. Por ello, los fabricantes de neumáticos ya tienen a punto diversos modelos que, una vez montados, ayudan a rebajar el nivel de emisiones. ¿Cómo? Ofreciendo menos resistencia a la rodadura y, por lo tanto, menos consumo de carburante.
Incluso algunas marcas tienen la intención de emplear neumáticos cuyo relleno estaría fabricado con almidón de maíz en lugar de materiales no renovables, lo que les otorgaría la etiqueta de biológicos. Importante medida la de rebajar las emisiones, puesto que el sector del transporte se está convirtiendo, poco a poco, en el principal “productor” de CO2 del planeta.

Otra de las novedades más destacadas de los últimos tiempos es la de poder continuar la marcha en el caso de un súbito pinchazo en una de las ruedas. Existen ya numerosas marcas que ofrecen este tipo de neumáticos, los Runflat, que permiten circular a velocidades de hasta 80 kilómetros por hora con una rueda sin presión. La técnica para conseguir esto se basa en que sus paredes laterales están construidas con materiales más resistentes con lo que, en caso de perder todo su aire, el vehículo puede rodar apoyándose en esta estructura.
¿Nunca han tenido un susto después de un reventón? Con estos neumáticos no lo hubiésemos tenido. Gran avance en seguridad. Y también en comodidad y ahorro, ya que nos permite prescindir de la rueda de repuesto, con la consiguiente rebaja del peso a transportar.

Otro de los adelantos que están llegando es el de los detectores de presión en los neumáticos. Lo de la patadita a la rueda resulta, casi siempre, ineficaz. Llevar la presión adecuada reduce enormemente el consumo de carburante y aumenta nuestra seguridad. Existen varias formas en el mercado de medir la presión. Una de las más originales, y económicas, es la de incorporar válvulas que cambian de color para informarnos si la presión es la correcta. También existen métodos más sofisticados que nos informan a través del ordenador de a bordo mediante una conexión Bluetooth, sin necesidad de que el conductor se baje del coche.

Uno de los consejos que nos dan los fabricantes de neumáticos (y que no cumple nadie) es el de utilizar diferentes compuestos según la época del año y el clima de nuestra zona. No es igual una rueda de invierno, que una que tenga que aguantar 40 grados a la sombra en verano o que una que se mueva casi permanentemente por terrenos mojados. Lo ideal sería ir cambiándolas según la estación del año, pero ¿quién tiene en su casa espacio para guardar ocho neumáticos?
Para acabar, otra innovación más bien folclórica y poco práctica, pero sobre gustos... Se están poniendo de moda en algunos coches exclusivos los neumáticos de colores. Se colorean de verde, azul... y los más extravagantes son unos Pirelli que montan en el Fiat 500 pintados ¡de oro! Cuando sobra el dinero y falta el buen gusto...

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