martes, 26 de febrero de 2008

SE QUEDAN SIN MEDICOS


“Si usted cae enfermo, procure que no sea en el continente africano”. Esta afirmación un tanto cínica ya la he escuchado o leído varias ocasiones. Pero lo más lamentable de la afirmación es que es totalmente cierta.
¿Sabían ustedes que el continente africano soporta el 25% de la carga de enfermedad mundial, que sólo cuenta con el 3% de los trabajadores sanitarios y con el 1% de los recursos económicos destinados a sanidad en el mundo? Pues con estos datos la afirmación queda más que confirmada.

Todos conocemos que el continente africano, sobre todo la parte subsahariana, es uno de los más pobres del planeta, por no decir que el que más. Los presupuestos sanitarios que manejan para millones de habitantes, aquí no llegarían ni para mantener un hospital de una ciudad mediana. Pero una cosa son los recursos económicos y otros los humanos. En las universidades de los países africanos, multitud de jóvenes realizan sus estudios de medicina, enfermería o farmacología. Los estados se gastan el dinero que no tienen procurándoles unos estudios, si no equiparables a las universidades occidentales, si por lo menos dignos. Entonces ¿por qué no disponen de personal sanitario?.

La respuesta es sencilla y la están tratando en el primer Foro Global sobre Recursos Humanos y Salud en Uganda. Resumiéndolo mucho, los jóvenes estudian en sus países de origen, sacan sus títulos universitarios, empiezan a trabajar en prácticas en algún hospital de la zona y en el momento que disponen de cierta experiencia son reclutados por hospitales de países desarrollados de Norteamérica, Europa u Oriente Medio para que ejerzan su profesión con ellos.
El problema tiene difícil solución. Los hospitales los reclutan porque en occidente es difícil hacerse con los servicios de médicos, enfermeras y farmacéuticos y los que provienen del África subsahariana son mucho más económicos. Les ofrecen la garantía de conseguir sin problemas los papeles de inmigración del país de acogida, una buena remuneración económica, cubrir los gastos ocasionados por el viaje y las ventajas de trabajar con medios modernos y sofisticados.
El médico lo duda pocas veces; de trabajar con pocos recursos, bajos salarios, malas infraestructuras, jornadas interminables, riesgos de infecciones y violencia social, a trabajar en condiciones equiparables a los médicos de los países desarrollados va un abismo y el médico, por muchas ganas que tenga de ayudar a su pueblo, acaba marchándose.
Mientras tanto, en países como Malawi existe un profesional sanitario por cada 50.000 habitantes y en todo el continente la proporción, algo mejor, es de uno por cada 8.000. La OMS aconseja que lo mínimo aceptable es de uno por cada 5.000.

Los investigadores presentes en el Foro afirman que las consecuencias de este problema serán tremendamente graves para África, que esta situación es una importante violación de los derechos humanos y que podría llegar a denominarse como crimen internacional ya que mina el derecho a la salud de los países pobres recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Mirándolo desde el otro punto de vista está claro que no se puede coartar la libertad de estos sanitarios a trabajar y vivir en las mejores condiciones posibles. Defendemos el derecho de cualquier persona a que, mediante la emigración, intente encontrar un futuro mejor. ¿Tenemos que privar a los médicos de este derecho?

Como ya decíamos antes, difícil solución tiene el problema. Pero para eso existen los organismos internacionales. Ya sabemos que saben organizar fastuosas conferencias internacionales. A ver si también saben arreglar problemas reales.
Algo habrá que hacer o, la ya de por si, grave crisis humanitaria que vive África, empeorará.

No hay comentarios: