martes, 19 de febrero de 2008

LA VERGÜENZA DEL NEW FLAME


En los medios de comunicación, sobre todo en los no-progubernamentales, aparecen día sí, día también desde hace seis meses noticias sobre el hundimiento del carguero “New Flame” frente a las costas gaditanas, aunque todavía en territorio de Gibraltar.
En agosto del pasado año, el barco chatarrero chocó contra un petrolero, se partió y se hundió parcialmente. Desde aquella fecha, a cada ocasión que sopla temporal de levante y el mar se muestra embravecido, el carguero se hunde un poco más y vuelve a soltar todo tipo de sustancias contaminantes, desde gasoil hasta aceites lubricantes, pasando por líquido de baterías de automóvil.
Y allí está el pobre, sólo y abandonado. Nadie le hace ningún caso, excepto los ya mencionados periódicos y los vecinos de las zonas afectadas que les toca sufrirlo. ¿Y los ecologistas? Pues los de la zona se mueven y protestan, pero no tiene ninguna trascendencia a nivel nacional. Nada que ver con lo que se vivió hace unos años con el Prestige.

Quizá ustedes se pregunten, al igual que lo hago yo, en que se diferencian ambos casos. Las diferencias son palpables:
La primera es sin duda la cantidad; en el Prestige se derramaron muchísimas más veces fuel que en el New Flame. Al fin y al cabo, según la ministra Narbona “sólo” se pueden verter ¡500 toneladas de fuel!
La segunda es el tiempo; en el primer caso, en dos días se tomaron todas las decisiones (acertadas o equivocadas, no vamos a entrar en ello) y, en cambio, ahora lleva seis meses el carguero hundiéndose y nadie ha movido un dedo.
Y la tercera, ¿la adivinan? El partido que está en el gobierno. Si fuese de derechas…

A nivel nacional las televisiones no lo nombran, de los sindicatos no se sabe nada, no hay movilizaciones ciudadanas (como no salen los artistas...) y los grupos ecologistas... ¿Dónde están? A nivel local si que se les oye, pero ¿y en el conjunto del estado? Al final les tendremos que dar la razón a esos que dicen que el ecologismo en España es el ecologismo sandía: verde por fuera y rojo por dentro.
Un informe de la Universidad de Cádiz alerta de que la bahía de Algeciras está más contaminada que las costas que bañó el Prestige. Su razonamiento es que esta zona soporta muchos vertidos con pequeñas cantidades pero muy persistentes en el tiempo. Por lo tanto, los ecosistemas no llegan a poder recuperarse como si lo están haciendo las costas gallegas, que sufrieron una agresión muy fuerte, pero sólo una.

¿Qué hacen nuestras autoridades?
Las últimas noticias dicen que nuestro ministro de exteriores, Moratinos, ha llamado a consultas a la embajadora del Reino Unido en España y no descartan emprender acciones legales contra el país británico. En Downing Street han agotado el papel higiénico.
Por su parte, la Junta de Andalucía anuncia que denunciará al Ejecutivo Gibraltareño ante la Unión Europea. En el peñón han acabado con la cosecha anual de tila.
Si estas son las medidas “drásticas” que se pueden tomar, ¿por qué no se hizo en agosto?

Debemos exigir, igual como hicimos con el Prestige, que nuestras autoridades adopten todas las medidas para solucionar el problema. Pero con determinación y celeridad. Al igual que los gallegos, los gaditanos también se merecen tener unas costas limpias de las que enorgullecerse y nuestros mares, sea donde sea y mande quien mande, no pueden permitirse que los agredan constantemente con limpiezas de depósitos, vertidos ilegales y accidentes catastróficos que tardan más de seis meses en solucionarse.

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