jueves, 31 de enero de 2008

OTROS HIERBAJOS ENERGETICOS


Ya hace mucho tiempo que se utilizan los biocombustibles. En países como Brasil lo llevan haciendo desde hace décadas. Pero de un tiempo a esta parte se han ido popularizando debido al tema del cambio climático y, sobre todo, a los precios prohibitivos en que se ha colocado el petróleo.
Sin embargo, una posible solución a estos problemas, como son los combustibles que se pueden obtener de la materia viva, se está convirtiendo en una fuente de discusiones a todos los niveles. Unos la defienden como solución al aumento de las temperaturas y la dependencia de los combustibles sólidos y otros la culpan de producir deforestación y hambre en el mundo.
Tanto los unos como los otros, como siempre, se mueven por intereses creados.
En contra de los primeros se puede decir que la producción de biocombustibles provoca casi las mismas emisiones de CO2 que la emitida por el petróleo y que para sustituir a éste, en su totalidad, deberíamos cultivar la mitad de la superficie terrestre.
En contra de los segundos, un par de reflexiones: ¿nunca ha habido ninguna deforestación masiva en los países tropicales hasta ahora? ¿El hambre en el mundo ha surgido desde que se empiezan a fabricar biocombustibles? No creo que sea esta la causa de todos los males del mundo.

Debido a esta mala prensa que se le está dando a la utilización de cereales para producir energía, los científicos están investigando otras posibles soluciones. Concretamente, el Servicio de Investigación Agropecuaria del Departamento de Agricultura de EEUU ha estado probando con una planta, conocida como “switchgrass” de la especie Panicum virgatum que habitualmente se ha venido usando como alimento del ganado.
Las características de esta planta han sorprendido a los investigadores puesto que genera un 540% más de energía que la requerida para la obtención de etanol gracias a la celulosa presente en sus membranas, que se convierte fácilmente en azúcar y se fermenta en etanol. Aparte, producen un 93% más de biomasa y la emisión promedio de gases de efecto invernadero del etanol celulósico derivado de esta hierba fueron un 94% inferiores a los de la gasolina. Si a todo esto añadimos que durante su crecimiento está absorbiendo dióxido de carbono como cualquier otra planta, la idea parece buena.

Creo que ninguna de las soluciones que se proponen para acabar con los problemas energéticos, por separado puedan conseguirlo. Una conjunción de muchas de ellas puede que consigan acabar con la dependencia de los combustibles fósiles.
Y si estos “hierbajos” nos ayudan, bienvenidos sean.

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