martes, 31 de julio de 2007

LAS CANARIAS EN LLAMAS


Viendo esta foto por satélite que publica Elmundo.es sobre los incendios que arrasan las Islas Canarias me siento apesadumbrado y con ganas de gritar la famosa frase del “nunca más” que pusieron de moda hace cuatro años los gallegos, porque las desgracias medioambientales no sólo se producen en el mar y cuando mandan los populares. Las desgracias suceden muy a menudo, demasiado a menudo y esta que nos ocupa tiene tintes dramáticos.
Tres de las hermosas islas (Gran Canaria, Tenerife y La Gomera) están en llamas y en el momento de estar escribiendo esto ya han ardido más de 20.000 hectáreas, hay más de 15.000 personas evacuadas, muchas de ellas con la terrible vivencia de haber visto arder sus viviendas, y las previsiones son pesimistas puesto que al calor elevado y la falta de humedad se ha añadido la fuerza del viento que dificulta hasta el extremo el trabajo de los cientos de personas que están intentando extinguir el fuego.
Hace ya muchos años estuve en las islas de Tenerife y La Gomera. La sensación que se tiene cuando se llega a estas islas por la parte sur o por la oeste es de estar entrando en el desierto. Las lluvias llegan a estas zonas casi por casualidad. Sin embargo, cuando se visita la zona este y el norte nos adentramos en un maravilloso vergel. Esto es debido a que las borrascas atlánticas entran desde el mar por el noreste y, dada la altura de sus montañas, descargan toda el agua antes de pasarlas. Esta circunstancia provoca que media isla sea casi tropical y la otra media semidesértica. No hay que ser muy listo para adivinar donde se están produciendo los incendios. Se quema la parte verde. Ahí está el drama.
No me cabe la menor duda de que tanto los mandatarios, como voluntarios, bomberos, brigadistas... están haciendo todo lo que está en sus manos por apagarlos, pero, ¿se puede hacer algo más?
Claro que se puede, siempre se puede si se hacen las cosas bien. ¿Cuántos hidroaviones se pueden adquirir por el precio de un caza del ejército? ¿Para que me sirve poder defenderme de un supuesto ejército enemigo si no puedo defenderme de las llamas que rodean mi casa y al final me dejan sin ella?
El incendio de Gran Canaria lo provocó un loco pirómano que no quería quedarse sin su trabajo temporal de brigadista. No voy a extenderme en decir lo que pienso sobre este pobre desgraciado. Parece ser, aunque no lo justifique de ningún modo, que los empleos son muy precarios y los sueldos más bien escasos. Con lo que nos estamos jugando no quiero que un tema tan importante esté en manos de gente muy voluntariosa pero semiaficcionada que no sabe en que estará trabajando mañana y que por tanto su implicación no pueda ser la misma que la de auténticos profesionales. ¿Por qué no se les asegura el trabajo y se les paga en consonancia con el riesgo que corren en sus puestos? De esta forma tendríamos auténticos profesionales que de seguro trabajarían de forma mucho más efectiva que los actuales temporeros. No tengo nada en contra suya, al contrario, pero está claro que cada puesto de trabajo necesita de su especialización. A los políticos se les llena la boca con el cambio climático y se gastan miles de millones subvencionando las energías limpias y sin embargo, año tras año se fracasa al intentar evitar estas catástrofes naturales.
¿Cuántos paneles solares harán falta para mitigar el CO2 que han lanzado estos incendios a la atmósfera y el CO2 que han dejado de absorber los árboles quemados?

- Don Graciano, ¿ha visto las noticias sobre los incendios de Canarias?
- No. Las lágrimas no me han dejado verlo.

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